El Servicio Secreto del Doble Amanecer. La aventura más fascinante y romántica jamás realizada por la aerolínea australiana “Qantas». Así lo definió entonces Hudson Fysh, el fundador de esta aerolínea. El hombre que ideó este plan, así bautizado, durante la Segunda Guerra Mundial. Os lo cuento hoy en mi artículo.
Bienvenidos a bordo, amigos de los “Misterios Aéreos”. Estamos acostumbrados a que, hoy en día, puedes despegar de Doha, cruzar 10 husos horarios y llegar a Auckland en 16 horas y 20 minutos. O podemos despegar desde Dallas y aterrizar en Sídney en 17 horas y sin escalas.
Los nuevos grandes y eficientes aviones comerciales como el Boeing 787 Dreamliner, el Airbus A380 o el Airbus A350 han hecho que los viajes largos sean mucho más eficientes y rentables. Varias aerolíneas se disputan constantemente el título no oficial del «vuelo de pasajeros más largo del mundo».
Seguimos intentando igualar al Servicio Secreto del Doble Amanecer
En la actualidad, el vuelo comercial más largo del mundo ha sido operado por una compañía bastante desconocida. Se llama “Comlux”, con sede en Suiza. Uno de sus aviones realizó el trayecto entre Seúl (Corea del Sur) y Buenos Aires (Argentina) en 20 horas y 19 minutos. La distancia recorrida fue de 19.483 Kms. El avión despegó desde el Aeropuerto de Incheon (Seúl) y llegó al Aeropuerto de Ezeiza (Buenos Aires) casi al día siguiente.
El avión era un Boeing 787-800, el famoso Dreamliner. Hay que recalcar que la compañía redujo la capacidad de pasajeros para que la distancia de vuelo aumentara. Pero ninguno de estos vuelos de larga duración le llega a los talones a los del tan desconocido “Servicio Secreto del Doble Amanecer”. La aventura más fascinante y romántica jamás realizada por la aerolínea australiana “Qantas».
Así lo definió entonces Hudson Fysh, el fundador de esta aerolínea. El hombre que ideó este plan, así bautizado, durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1942, los japoneses se establecieron en todos los puertos de embarque entre Australia y Singapur. Australia quedó totalmente desconectada del Reino Unido. No hubo más opción que recurrir a una misión ultra secreta que usaría hidroaviones. Aeronaves bautizadas con nombres de estrellas.
La hazaña necesaria para cumplir con esta aventura fue realizar un vuelo de más de 5.600 Kms de distancia y de cielo controlado por el enemigo.
Pearl Harbour, la chispa que prende la Segunda Guerra Mundial
A finales de 1941, Japón se sentía aislado, preocupado y amargado por muchas razones acumuladas. La gota que colmó el vaso de la paciencia de Japón fue un embargo petrolero que EEUU había impuesto en Agosto de 1941 para detener sus ambiciones expansionistas en China.
El 7 de Diciembre de 1941, sucedieron los bombarderos japoneses por sorpresa que atacaron la base estadounidense de Pearl Harbor en el Pacífico. La intención era destruir la flota naval americana del Pacífico pero el objetivo principal (sus 3 portaaviones estadounidenses) se encontraba en otro lugar y no pudieron atacarlo.
De todos modos, el ataque japonés cambió el curso de la historia. Japón no sólo se había metido en la Segunda Guerra Mundial (IIWW) sino que despertó al que bautizaron como «gigante dormido». El Presidente de EEUU, Franklin Roosevelt, le declaró la guerra a Japón y a su aliado, Alemania.
El Imperial de Japón, por su parte, impulsó sus ambiciones expansionistas con una serie de ofensivas en Asia. El siguiente objetivo fue Singapur. Las armas defensivas británicas en el Sur estaban apuntando hacia el mar. Por eso, Japón montó un audaz asalto cruzando las junglas de Tailandia y Malasia para atacar desde el Norte.
Tras una semana de combates, las fuerzas aliadas (16.000 soldados británicos y 48.000 australianos e indios) se rindieron y se convirtieron en prisioneros de guerra de Japón.
Con la caída de Singapur, cayó también la Ruta Aérea del Imperio, una ruta aérea vital operada conjuntamente por la BOAC y Qantas Empire Airways (QEA). Hasta entonces, era la conexión aérea entre Australia e Inglaterra. Por esta razón, se hizo imprescindible establecer otra ruta aérea alternativa.
El servicio secreto mejor camuflado
En 1943, la aerolínea Qantas, el Ministerio del Aire del Reino Unido y la BOAC, acordaron un intrépido plan propuesto por Hudson Fysh (fundador de Qantas). El plan requería vuelos regulares entre el Río Swan (Perth, Australia) y el Lago Koggala (Sur de Ceilán, ahora Sri Lanka).
La ruta sería de una distancia de 5.652 Kms, el vuelo más largo sin escalas de la historia aeronáutica, hasta aquel momento. Además, los pilotos tendrían que usar la navegación celestial (con ayudas de sextantes para obtener lecturas de estrellas y del Sol). Así podrían mantener el silencio radio sobre las aguas patrulladas por aviones enemigos japoneses.
Este secreto se debía de mantener a toda costa también en tierra. Como ejemplo de ello, ni siquiera los tripulantes podían usar sus uniformes en público en tierra. El problema era, principalmente, que si la gente en público veía hombres jóvenes y sanos que no estaban combatiendo en la guerra, podrían surgir problemas. Estos jóvenes “no combatientes” serían catalogados de cobardes en plena Segunda Guerra Mundial.
Una misión muy enrevesada
Y llegó el momento de poner en práctica este plan secreto. El primer vuelo despegó el 29 de Junio de 1943, bajo el mando del Capitán Russell Tapp. Las tripulaciones de Qantas eran mucho más experimentadas que otras en vuelos largos sobre el mar. Gracias a una misión muy particular que realizaron 2 años antes, en 1941, la tripulación del Capitán Russell Tapp tenía esa experiencia extra.
En Enero de 1941, EEUU era país neutral y no participante en la IIWW. La legislación internacional le prohibía que pudiese proporcionarle armas a ningún país que estuviese en guerra. Lo que sí podía hacer EEUU era proporcionarle ese cargamento a una aerolínea civil (Qantas, por ejemplo). Si posteriormente la aerolínea entregada el cargamento a cualquier fuerza armada (como Australia, en ese cao), esto ya no era asunto de los EEUU.
Así fue como Qantas recibió 19 hidroaviones, modelo Catalina, en Honolulu. Tras realizar numerosos largos vuelos sobre aguas del Pacífico, Qantas se los había entregado a la Real Fuerza Aérea de Australia.
Los hidroaviones Catalinas
Un tiempo después, en EEUU se aprobó una ley que se conoce como la “Ley de Préstamo y Arrendamiento”. En resumen, es una ley que permitía que podían prestarle (pero no venderle) todo tipo de material de guerra a naciones amigas bajo un contrato de arrendamiento o alquiler.
Los hidroaviones “Consolidated PBY” (llamados Catalinas), pertenecientes a la Armada Real, que el Ministerio del Aire suministró para este servicio secreto fueron algunas de las cosas que los británicos obtuvieron en virtud de esa nueva ley. Los británicos bautizaron a ese tipo de aeronaves como los «Catalinas» (un término que terminaría por imponerse con el tiempo).
A los 5 hidroaviones “Catalinas” que usaría este servicio secreto les pusieron el nombre de las estrellas utilizadas para la navegación en ruta largas: “Rigel, Spica, Altair, Vega y Antares”.
Estas aeronaves tuvieron que ser modificadas, agregándoles tanques de combustible extra para que tuviesen 36 horas de autonomía de vuelo y alcanzasen sus objetivos. El peso del combustible limitó su carga a bordo a sólo 3 pasajeros y 69 Kgs de Correo Diplomático y de las Fuerzas Armadas.
Bajo la oscuridad del Océano Índico
Los vuelos de Qantas fueron programados para pasar, a través de áreas patrulladas por aviones japoneses, durante la oscuridad de la noche para que no ser detectados. Oficialmente eran vuelos de una aerolínea civil así que no tenían armas a bordo. Pero sí llevaban despachos militares a bordo, por lo que si los hubiesen forzado a descender y aterrizar, las tripulaciones civiles probablemente habrían sido ejecutadas por los japoneses.
La experiencia en vuelo demostró a los pilotos de Qantas que unos 183 Kms/h era la velocidad de crucero más económica para el vuelo. Había que volar con los motores ajustados, según el peso del avión, para tener un consumo constante de 22 galones por hora.
El viaje duraba aproximadamente unas 28 horas de vuelo. El vuelo más corto realizado por el Servicio Secreto del Doble Amanecer fue de 27 horas. Sin embargo, cuando los vientos eran desfavorables, el viaje se podía extender hasta las 32 horas de vuelo. Sin duda, era un periodo muy largo de tiempo para estar a bordo de un fuselaje estrecho y ruidoso. Y con la mente siempre puesta en las constantes amenazas de la aviación japonesa que podía derribarles en cualquier momento.
El origen del Servicio Secreto del Doble Amanecer
A esta operación que describo hoy en mi artículo la bautizaron con un nombre muy poético. Se le denominó “Servicio Secreto del Doble Amanecer”. Su poético nombre hacía alusión a que, en cada vuelo, las tripulaciones de los aviones de Qantas veían salir el Sol 2 veces. Esta experiencia, dependiendo de la fuente de datos en la que te bases, la tuvieron entre 648 y 860 pasajeros, a bordo de los aviones de Qantas.
Y no quedaba ahí la experiencia. A cada pasajero, que lograba completar la ruta aérea tan secreta, le entregaban una especie de diploma ilustrado que los nombraba como nuevos miembros de «La Orden Rara y Secreta del Doble Amanecer». Así, aquellas personas, podían certificar que habían estado en el aire más de 24 horas seguidas sin escalas y sin tocar ningún aeropuerto.
Aquella operación secreta del bando aliado finalizó el 18 de Julio de 1945. Por aquel entonces, el denominado “Servicio Secreto del Doble Amanecer” había completado 271 rutas aéreas cruzando el Océano Índico. Habían recorrido en total una distancia de 1.539.546 Kms. Y lo más importante, esta operación secreta con los hidroaviones Catalina había transportado 51.600 Kgs de correo microfilmado y 6.728 Kgs de carga aérea.
Al final de la IIWW, los 5 hidroaviones Catalina arrendados, que operaron sobe el Océano Índico, estaban destinados a desaparecer. Los hidroaviones fueron hundidos en el mar, siguiendo las instrucciones que marcaban el acuerdo de Préstamo y Arrendamiento con el Gobierno de EEUU. Según el fundador de Qantas, Hudson Fysh, fue “un triste destino para estas espléndidas aeronaves que, durante 2 largos años, nos transportaron sin accidentes o contratiempos de ningún tipo en la operación más peligrosa que hayamos llevado a cabo jamás».
Como podéis observar, amigos, la Segunda Guerra Mundial, un periodo bañado de sangre y dolor, no deja nunca de sorprendernos con curiosas y trepidantes historias llenas de secretos y de auténticas hazañas aéreas como en el caso de hoy. Hasta el próximo vuelo del misterio, amigos…
Fuentes:
Qantas Empire Airways: https://aussieairliners.org/QantasGroup/background.htm
Historia del PBY Catalina: https://www.eurasia1945.com/armas/aire/pby-catalina/
Bombarderos. Guía Ilustrada de la A a la Z, «Consolidated PBY-5A Catalina», Tikal (2010). Francis Crosby,
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