El uso continuado de vacunas de refuerzo contra el COVID-19 puede poner en peligro a las tripulaciones de vuelo de las aeronaves. Así lo afirma un grupo de profesionales ante la FAA (Administración Federal de Aviación de EUU) y este organismo está empezando a tomarse en serio el asunto. Os lo cuento en mi artículo de hoy que he extraído del medio de comunicación Aero-Naves.com.
Bienvenidos a bordo, amigos de los «Misterios Aéreos». Vamos directos al tema que nos ocupa en plena pandemia. Os recuerdo que las vacunas inoculadas a los pilotos (al igual que al resto de la población) son experimentales. No están 100% testadas ni comprobadas para asegurar que una tripulación de vuelo vacunada no ponga en riesgo la seguridad de su aeronave en la operación diaria.
A través de una carta enviada a la FAA, un grupo de abogados y médicos expresan sus preocupaciones por los posibles efectos adversos que podrían tener en los pilotos el uso de vacunas experimentales como las que se aplican para combatir el COVID-19. En la misiva, también se incluye a los Departamentos de Transporte (DOT), de Justicia (DOJ) y a aerolíneas estadounidenses como Alaska Airlines, American Airlines, Delta, Southwest y United Airlines.
La denuncia de médicos y abogados
Según el documento de 53 páginas, la normativa general de la FAA dice que cualquier nuevo medicamento (incluyendo las vacunas) debe ser aprobado por la Administración Federal de Alimentos y Drogas (FDA) con al menos 1 año antes de ser suministrada a los pilotos. La razón es disponer de tiempo suficiente para evaluar los efectos a largo plazo del medicamento en la población. Es necesario para disminuir posibles incidencias que pongan en peligro la vida de quienes son responsables de la seguridad de un vuelo.
En la carta, los abogados y médicos señalan que los pilotos estarían volando en condiciones contrarias a la normativa vigente. Indican que algunos pilotos han sufrido muertes y severos daños en su salud, posteriores a su inoculación de las vacunas contra el COVID-19. Otros pilotos estarían volando “en riesgo” de sufrir arritmias cardíacas, coágulos en la sangre, embolia pulmonar, entre otras afecciones en vuelo.
Normativa de la FAA al respecto
Según la FAA, los pilotos no pueden actuar como piloto al mando ni ejercer otra función como tripulante durante las 48 horas posteriores a cada dosis suministrada de Pfizer-BioNTech, Moderna o Janssen Johnson & Johnson. La medida se toma tras evaluar la información médica de las vacunas y posibles efectos secundarios.
Si experimenta cualquier efecto secundario, el tripulante no puede actuar como miembro de la tripulación de vuelo. Sí podrían realizar labores como entrenamiento en tierra, tareas de oficina o administrativas y aprendizaje a distancia.
La FAA agrega que a medida que se disponga de datos adicionales y exista una maduración de la información médica sobre los efectos secundarios de las vacunas, procederá a revisar los períodos denominados como “No Volar o No Servicio Relacionado Con La Seguridad”, según corresponda. Hasta hoy, no hay cambios en las disposiciones generales.
Por ahora, todas las vacunas contra el COVID-19 están aprobadas para uso de emergencia, tanto por organismos sanitarios de cada país como por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el fin de superar la pandemia y conseguir un pronto retorno a la normalidad. Ningún laboratorio tiene aprobación definitiva de la vacuna. En EEUU, Pfizer-BioNTech por ejemplo, sólo tiene una extensión de su uso experimental.
Las vacunas, de la esperanza a la duda
Al inicio de la pandemia, las vacunas contra el COVID-19 eran la “gran esperanza para superar la crisis sanitaria”. Tras 2 años de crisis, la situación ya no es la prevista, por la evolución natural de los virus y los tratamientos, lo que incluye las dosis de refuerzos y el establecimiento de acciones coercitivas por parte de los Gobiernos, que poca relación guardan con aspectos estrictamente sanitarios.
Las vacunas experimentales parecen en su mayoría demostrar distintos grados de efectividad para combatir un contagio, evitar hospitalizaciones y reducir los fallecimientos. Pero las advertencias de riesgos, el uso político de la vacunación y la imposición de restricciones, generan cuestionamientos en la población que en lugar de disminuir, parecen aumentar.
Las vacunas en el sector aeronáutico
En la aviación, la aplicación de las vacunas en los tripulantes es considerada desde un principio como algo prioritario con el objetivo de protegerlos ante contagios por COVID-19, ya que es esencial. Al proteger a las tripulaciones, los países pueden asegurar sus cadenas de abastecimiento, la distribución de dosis y la recuperación de la conectividad global, fundamental para la normal convivencia de las personas.
Los tripulantes, al igual que el resto de las personas inoculadas en todo el mundo no se escapan de los contagios. Desde Diciembre de 2021, la variante Omicron del SARS-CoV-2 incrementa exponencialmente la tasa de contagios en todo el mundo.
Pese a tener una menor gravedad y parecerse a un resfriado, los protocolos establecidos repercuten negativamente en la aviación. Además, afectan a las programaciones de vuelo por falta de tripulantes, generando miles de vuelos diarios cancelados y otros tantos reprogramados y/o retrasados.
Fuente: Aero-Naves.com
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