Amelia Earhart: Su trágico final, descubierto 80 años después. Viajamos al 2 de Julio de 1937, a las 00:00 GMT despega un avión desde Papúa bajo un intenso aguacero, con mala meteorología y cargado de combustible. 21 horas después, desaparece para siempre sin dejar rastro. 80 años después surgen nuevos indicios y pruebas concluyentes de la suerte que corrió la aviadora más famosa del mundo. Se llamaba Amelia Earhart y volaba más rápido que cualquier hombre…

Bienvenidos a bordo de nuevo, amigos de los «Misterios Aéreos». Hoy viajamos a un lugar lejano, quizás poco investigado, como es el gran Océano Pacífico. Una gran masa de agua en nuestro planeta que no hace más que encerrar y “coleccionar” muchos casos de desapariciones de aviones, pilotos, barcos, etc…

Pero hoy nos vamos a centrar en uno de los casos más famosos de aquella zona. Famoso por la historia de la desaparición para siempre de su protagonista y famoso por la trayectoria de su protagonista hasta aquel momento. Se llamaba Amelia Earhart y se decía de ella que, era mucho más rápida que cualquier hombre piloto a la hora de surcar los cielos…

 

En 1922, Amelia Earhart consiguió su primer récord; fue la primera mujer en volar a más altitud. Alcanzó 14.000 pies (unos 4.600 metros). También consiguió, el 17 y 18 de Junio de 1928, convertirse en la primera mujer en viajar como pasajera a través del Océano Atlántico.

 

 

Amelia Earhart, la mujer aviadora más famosa de la historia

 

Desde que Amelia y su aeronave desaparecieron para siempre en el Océano Pacífico, ha sido siempre uno de los misterios más grandes de la historia de la aviación. Llegó el caso de la desaparición del Malaysian Airlines y cobró todo el protagonismo que hasta ese momento tenía la historia de Amelia. Pero nunca nadie ha dejado de preguntarse y de investigar la desaparición de la aviadora más famosa de nuestra historia.

Nació en Kansas (EEUU) el 24 de Julio de 1897 y en 1905 se mudó a Iowa a causa del trabajo de su padre. A sus 10 años vio por primera vez un avión de cerca. Tras el paso por varias ciudades de EEUU, acabó en Chicago y fue voluntaria de enfermería en Toronto, Canadá. Allí atendía a pilotos de combate que volvían heridos del frente, durante la I Guerra Mundial.

 

En 1931, Amelia Earhart se casó con John Palmer Putnam, un famoso editor y explorador y entre el 20 y 21 de Mayo del 1932 logró cruzar en solitario el Océano Atlántico, siendo la primera mujer en lograrlo.

 

En 1920, tras un vuelo de 10 minutos en Long Beach, sobrevolando Los Ángeles en California, pronunció unas palabras famosas para la posteridad: “Tan pronto como despegamos, sabía que tenía que volar de ahora en adelante”. Aquí comenzó la carrera aeronáutica de Amelia Earhart, incluso en contra de los deseos de su propia familia. Se hizo piloto y compró un avión modelo “Kinner” (conocido como “El Canario”), en el que además sufrió algún accidente aéreo. Su instructora de vuelo no apostaba por ella, no la veía capaz, pero nada más lejos.

 

Amelia Earhart, récor tras récord

 

Earhart comenzó a perfeccionar su técnica de pilotaje e inició una carrera impresionante de récords aeronáuticos. En 1922 consiguió su primer récord, fue la primera mujer en volar a más altitud. Alcanzó 14.000 pies de altitud (4.600 metros). También consiguió, el 17 y 18 de Junio de 1928, convertirse en la primera mujer en viajar como pasajera a través del Océano Atlántico. El avión iba pilotado por los aviadores Wilmer Stultz y Louis Gordon, que recorrieron 3.200 Km entre Terranova y Gales.

 

Eligió a 2 técnicos de vuelo que la acompañarían en la proeza y eligió a Fred Noonan. El mejor navegante, además de Capitán del Ejército de los EEUU, que podría escoger dada su alta experiencia en vuelos sobre océanos como el Pacífico. El vuelo se haría con varias escalas a lo largo del planeta.

 

En 1931 se casó con John Palmer Putnam, un famoso editor y explorador. Y entre el 20 y 21 de Mayo de 1932 logró cruzar en solitario el Océano Atlántico, siendo la primera mujer en lograrlo. Además batió el récord de velocidad pues alcanzó Irlanda en 13 horas y 50 minutos. El Congreso de EEUU la premió con la Cruz Distinguida de Vuelo, incluso. Y en 1935 logró uno de sus mayores éxitos, cubrir la ruta en solitario entre Honolulú (Hawaii) y Oakland (California) sobre el Pacífico. Se había convertido en la aviadora más famosa del mundo entero.

Y llegó el momento de hacer historia. Se propuso dar la vuelta al mundo en 1937. Para ello, se rodeó del mejor equipo. Eligió a 2 técnicos de vuelo que la acompañarían en la proeza y eligió a Fred Noonan. Era el mejor navegante, además de Capitán del Ejército de los EEUU, que podría escoger dada su alta experiencia en vuelos sobre océanos como el Pacífico. El vuelo se haría con varias escalas a lo largo del planeta.

 

Llegó el momento para Amelia Earhart de dar la vuelta al mundo

 

Hasta ese momento se habían hecho viajes de este tipo solamente a través del Hemisferio Norte y en tapas demasiado cortas. Amelia lo iba a intentar sobrevolando la línea del Ecuador a bordo de un avión Lockheed Electra 10-E. El viaje comenzaría el 1 de Junio de 1937. Recorrerían una ruta desde Miami (Florida) hasta Sudamérica; desde allí saltarían a África y desde este continente hacia las Indias Orientales. Y así fue como Amelia alzó el vuelo en su último reto como aviadora el 1 de Junio de 1937 rumbo a San Juan de Puerto Rico.

 

Amelia Earhart comenzó a perfeccionar su técnica de pilotaje e inició una carrera impresionante de récords aeronáuticos. En 1922 consiguió su primer récord, fue la primera mujer en volar a más altitud. Alcanzó 14.000 pies de altitud (4.600 metros).

 

Luego voló a Caripito (Venezuela) bordeando América del Sur desde donde saltó a África y al Mar Rojo. Una de las primeras proezas, hasta ahora nunca conseguidas, fue este tramo de vuelo desde el Mar Rojo hasta Karachi, Pakistán. Y tras ello, el 17 de Junio, continuó volando hacia Calcuta. Alcanzaron posteriormente Birmania, Bangkok, Singapur y Bandung (Isla de Java).

 

A partir de la Isla de Java, comienzan los problemas

 

Todo iba a la perfección hasta llegar a Isla de Java. Comenzó el mal tiempo y el avión necesitaba ciertas reparaciones pero para colmo, Amelia cayó enferma de disentería. El 27 de Junio de 1937, Amelia ya estaba recuperada y emprendieron la ruta programa hacia Darwin, Australia. Allí tomó una decisión importante, dejando en tierra los paracaídas que llevaban en el avión. Según Amelia, en el resto de la ruta no los iban a necesitar y se ahorraban peso en el avión.

El 29 de Junio de 1937 aterrizaron en Papúa, Nueva Guinea. Habían cubierto ya 35.405 Km de distancia y aún les restaban más de 11.000 Km de viaje. Amelia comenzaba a estar muy cansada físicamente y se le veía extremadamente delgada y algo enferma. El 2 de Julio de 1937, a las 00:00 horas GMT, despegaron con muy mala meteorología, estaba lloviendo, había tormentas y mucha nubosidad. Su objetivo era llegar a la Isla de Howland en Australia. Habían despegado con unos 2.000 galones de combustible a bordo, unas 20 ó 21 horas de autonomía de vuelo aproximadamente.

 

A las 20:14 horas GMT, el “Itasca” recibió definitivamente el último mensaje desde el avión Electra dando su posición. Eran las 21:30 horas GMT y las autoridades y mandos del “Itasca” comenzaban a asumir que el avión de Amelia Earhart podría haberse estrellado en el mar por la falta de combustible.

 

A partir de este momento, mantendrían contacto radio con el buque guardacostas norteamericano “Itasca”, al que le notificaron a las 07:20 horas GMT su posición 232 Km al Suroeste de las Islas Nukumanu (Océano Pacífico). Realmente, según todos los informes de aquel día y datos recogidos, nunca se supo qué rumbo real tomaron tras dejar atrás las Islas Nukumanu. Los mensajes desde el Electra eran muy breves y los oficiales de radio del “Itasca” no lograban situar el avión de Amelia.

 

Amelia Earhart se pierde intentando localizar al «Itasca»

 

A las 19:30 horas GMT, llegó un mensaje de radio al “Itasca” que decía lo siguiente: “KHAQQ llamando al Itasca. Debemos estar encima de ustedes, pero no los vemos. El combustible se está agotando…”. A las 20:14 horas GMT, el buque “Itasca” recibió definitivamente el último mensaje desde el Electra dando su posición.

Eran las 21:30 horas GMT y las autoridades y mandos del “Itasca” comenzaban a asumir que el avión de Amelia Earhart podría haberse estrellado en el mar por falta de combustible. No habían conseguido llegar a Isla Howland. La orden de comenzar la búsqueda de Amelia y su navegante partió del propio Presidente de EEUU, Roosevelt, quien autorizó un operativo de búsqueda y rescate de 9 barcos y 66 aviones en total. Era toda una operación a gran escala, que costó más de 4$ millones de dólares.

 

Realmente, según todos los informes de aquel día y datos recogidos, nunca se supo qué rumbo real tomaron tras dejar atrás las Islas Nukumanu. Los mensajes desde el avión Electra eran muy breves y los oficiales de radio del “Itasca” no lograban situar el avión de Amelia.

 

En una de las últimas cartas de Amelia a su marido, antes de desaparecer le dejó escrito algo que, quizás, hacía intuir el destino que le esperaba a Earhart: “Por favor debes saber que soy consciente de los peligros, quiero hacerlo porque lo deseo. Las mujeres deben intentar hacer cosas como lo han hecho los hombres. Cuando ellos fallaron sus intentos deben ser un reto para otros”.

 

El misterioso destino final de Amelia Earhart y Fred Noonan

 

Nunca aparecieron los restos de Amelia, ni los de su navegante Fred Noonan, ni los restos del fuselaje del avión Electra que Amelia pilotaba. El informe oficial los dio por muertos en un supuesto impacto del Electra contra el mar, provocado por la falta de combustible. El avión, probablemente, se habría hundido para siempre en las profundidades del Pacífico. Comenzaba así el mito y la fama eterna de esta aviadora que duraría décadas, prácticamente hasta nuestros días.

 

Esta es la última imagen de Amelia Earhart con vida, un vídeo grabado en Papúa, Nueva Guinea, antes de su despegue hacia Isla Howland. El Presidente Roosevelt autorizó un operativo de búsqueda y rescate de 9 barcos y 66 aviones en total. Era toda una operación a gran escala que costó más de 4$ millones de dólares.

 

Fama eterna hasta que un grupo de expertos han querido escribir una página más de esta historia que nunca se cerró con un final demostrado. 80 años después de aquel fatídico día de 1937 han surgido nuevas pruebas del posible destino final de Amelia, Fred y de su avión Electra. Las pruebas las ha aportado y puesto encima de la mesa el Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones históricos (TIGHAR en inglés).

 

El grupo TIGHAR entra en escena

 

En la actualidad, el TIGHAR es una fundación que se dedica a la arqueología aeronáutica y a recuperar aviones desaparecidos a lo largo de la historia. No significa que el TIGHAR haya encontrado pruebas del destino final de Earhart 80 años después. Pero, sin embargo, ha podido estudiar y analizar (con más detenimiento y mejor tecnología) alguna de las pruebas halladas en 1940, 3 años después de que desapareciese el avión Electra de Amelia.

Precisamente, en 1940, en una isla del Pacífico llamada Isla Nikumaroro (también llamada Isla Gardner), en el archipiélago de Kiribati, se hallaron huesos humanos por parte de soldados británicos. Por aquel entonces, las autoridades británicas fueron las que analizaron los huesos (era un esqueleto parcial y no estaba entero) pero enseguida descartaron que se tratase de una mujer. De hecho, afirmaron que los huesos eran de un varón. Estaba claro que alguien había sido náufrago en aquella pequeña Isla de Nikumaroro.

 

Con la tecnología más moderna de la ciencia forense se estudiaron los huesos hallados. Eran totalmente compatibles con el cuerpo de una mujer de mediana edad, de la estatura de Amelia y mismo origen étnico. Tenía, además, los antebrazos muy largos, una característica física concreta de Amelia. El esqueleto hallado, en la foto. Fuente: Archivos TIGHAR.

 

El TIGHAR reabre el caso y comienzan los descubrimientos

 

En 1998, el TIGHAR halló de nuevo los archivos y restos analizados por los británicos y los volvió a someter a examen. Esta vez, con la tecnología más moderna de la ciencia forense. Y los resultados cambiaron por completo. Los huesos eran totalmente compatibles con el cuerpo de una mujer, de mediana edad, de la estatura de Amelia y mismo origen étnico.

Fue el antropólogo francés, Richard Jantz, el que realizó las nuevas pruebas y obtuvo nuevos hallazgos en el esqueleto parcial. Además, comprobó que tenía los antebrazos muy largos, más de lo habitual, característica física concreta de Amelia. Este dato, además, fue avalado por Jeff Glickman, especialista en medicina forense, quien estudió el archivo fotográfico histórico de Amelia para realizar las comparaciones.

 

Científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania analizaron un parche de metal encontrado en una pequeña isla del Pacífico en 1991 para determinar si la pieza pertenecía al avión Lockheed Model 10-E Electra de Amelia Earhart.

 

Además, en la misma zona se hallaron muchos más indicios relacionados posiblemente con la aviadora. Se hallaron materiales tales como restos de un zapato muy similar al que llevaba Amelia el 2 de Julio de 1937, botones y una cremallera pertenecientes a una chaqueta de aviador de la época.

 

Restos de hogueras y de comida

 

Otros indicios que se hallaron en la Isla de Nikumaroro fueron restos de hogueras que se encendieron en la isla hace muchos años. Alrededor de ellas, se hallaron huesos de aves y restos de espinas de pescados con los que Amelia podría haber estado alimentándose tras el accidente. Tanto Amelia como Fred Noonan pudieron haber sobrevivido a la falta de combustible amerizando de emergencia y permaneciendo un tiempo vivos en esta isla.

El avión Electra podría haber amerizado junto a una zona de arrecifes de la isla y posteriormente desaparecer bajo el mar. La mala suerte del lugar es que, si sobrevivieron al impacto del avión y a la vida de náufragos en la isla, en Nikumaroro nunca hubo agua potable, algo que los condenaba a una muerte segura si los servicios de búsqueda y rescate no los hallaban rápidamente.

 

Entre los restos recuperados en 1991, se hallaron unas partes de aluminio procedentes de una lámina que era un parche metálico de reparación al que se sometió el avión Electra durante la travesía en una de sus escalas. Ese parche de aluminio tapaba una de las ventanas de navegación del avión. Fuente: Archivos TIGHAR.

 

El director ejecutivo de TIGHAR, Ric Gillespie, ha declarado públicamente que, tras las investigaciones de la fundación, han llegado a la conclusión de que Amelia Earhart o Fred Noonan, o ambos, lucharon heroicamente para sobrevivir en la isla como auténticos náufragos. Sabemos con mucha certeza y casi confirmado al 99% que los huesos son de Amelia Earhart y que sobrevivió durante un tiempo en la isla en una situación angustiosa y terrible, muriendo en ella sin remedio.

 

Descartadas otras teorías e hipótesis

 

El TIGHAR descartó otra teoría con mucho menos peso que se mantuvo en la época durante un tiempo. Sostenía que Amelia Earhart, al no poder divisar Isla Howland, puso rumbo a Islas Marshall, por aquel entonces tomadas por el Imperio de Japón. Habrían sido capturados por los japoneses, acusados de espionaje y ejecutados por tal delito.

Tras unas intensas negociaciones entre EEUU y el Japón Imperial, llevadas en secreto para evitar cualquier conflicto diplomático, la parte más conspiranoica de esta hipótesis sostiene que también se les pudo permitió regresar a EEUU con identidades falsas. Todo esto son, al fin y al cabo, puras divagaciones no demostradas.

 

El director ejecutivo de TIGHAR, Ric Gillespie, ha declarado públicamente que, tras las investigaciones de la fundación, han llegado a la conclusión de que Amelia Earhart o Fred Noonan, o ambos, lucharon heroicamente para sobrevivir en la isla como auténticos náufragos.

 

 

Restos hallados del avión Electra de Amelia

 

El equipo de investigación del TIGHAR ha mostrado públicamente más pruebas. Me refiero a los posibles restos del avión modelo Electra que pilotaba Amelia. En la Isla de Nikumaroro se han hallado una serie de restos que podrían pertenecer a un avión como el Electra de Amelia. Pero son tan característicos que, sin duda, solamente podrían ser parte de aquel avión Electra en concreto.

Hubo una serie de restos recuperados en 1991 que corresponden a unas partes de aluminio procedentes de una lámina que era un parche metálico de reparación al que se sometió el Electra de Amelia. Se reparó durante la travesía en una de sus escalas. Ese parche de aluminio tapaba una de las ventanas de navegación del avión. Y existe una fotografía que lo demuestra.

Esa fotografía la realizó un periodista del «Miami Herald» cuando el avión partió desde Miami hacia San Juan de Puerto Rico la mañana del 1 de Junio de 1937. El parche era brillante y fabricado de aluminio. La pieza era tan concreta que solamente el avión Electra poseía una reparación de ese estilo. Tenía unas dimensiones, proporciones y materiales muy concretos y el remache era tan único que ningún otro avión poseía ese tipo de reparación.

 

Fotografía que realizó un periodista del «Miami Herald» cuando el avión Electra de Amelia partió desde Miami hacia San Juan de Puerto Rico la mañana del 1 de Junio de 1937.

 

 

El TIGHAR investigó el origen de la pieza hallada del Electra

 

Investigadores del TIGHAR fueron a las antiguas fábricas de los «Servicios Aéreos Wichita» (Kansas, EEUU), encargada de reparar el avión de Amelia en 1937. La pieza se denominaba técnicamente 2-2-V-1. Y es la misma inscripción que se halló en la pieza de aluminio encontrada en la Isla de Nikumaroro. Las dimensiones de la pieza también coinciden; medía 19 pulgadas de ancho por 23 pulgadas de largo, igual que la del Lockheed Electra.

 

Lugar exacto dónde se localizó la pieza de aluminio 2-2-V-1 del avión Electra de Amelia Earhart. Como se puede observar, la pieza observada es la pieza que corresponde a la reparación del avión de Earhart. Fuente: Archivos TIGHAR.

 

La coincidencia, por lo tanto es del 100%. Es un resto del fuselaje del avión de Amelia. La zona donde debió de amerizar el Electra es una zona lisa y plana, dentro de los arrecifes de la isla. Era una zona idónea para que pudieran haber sobrevivido al amerizaje forzoso o aterrizaje forzoso en la isla. Estaban a 350 Km al Sureste de la Isla Howland, realmente muy alejados de la ruta original que deberían de haber seguido.

TIGHAR también ha confirmado que se han hallado registros en la isla de equipos de radio. En ellos se han hallado indicios que probarían que Amelia, tras desaparecer con su avión y estrellarse en esta isla, intentó pedir auxilio en más de 100 transmisiones de radio. Transmisiones que nadie, desgraciadamente, nadie pudo escuchar nunca. Nadie recibió la transmisión de las llamadas de socorro de Amelia Earhart.

 

El Grupo de Investigación Radiation Science and Engineering Center

 

Otro grupo de investigación que se ha centrado en averiguar qué ocurrió en los momentos finales de la vida de Amelia Earhart es el Grupo RSEC. Se trata del Grupo «Radiation Science and Engineering Center» (RSEC en inglés), dirigido por Penn State. El RSEC descubrió letras nunca antes vistas en la placa de metal recuperada en la Isla de Nikumaroro en 1991. Un nuevo análisis de la placa realizado por el equipo del RSEC descubrió impresas en la placa de aluminio las letras y números «D24», «XRO» y «335» ó «385».

 

La radiografía de neutrones consiste en exponer objetos a neutrones radiactivos, que reaccionan de manera diferente con los núcleos de diferentes partículas. Luego se registran los contrastes y se crea una imagen que muestra información no perceptible a simple vista.

 

La placa de aluminio, oxidada y corroída por el agua del mar durante años, tiene perforaciones de remaches similares a las del Lockheed Electra de Earhart. Pero los científicos mantienen que «no son una coincidencia precisa». No obstante, de ser cierto, el descubrimiento podría reforzar la teoría de Isla Nikumaroro. Las nuevas letras se encontraron con el uso de radiografía de neutrones, una técnica de imagen no dañina.

La radiografía de neutrones consiste en exponer objetos a neutrones radiactivos, que reaccionan de manera diferente con los núcleos de diferentes partículas. Luego se registran los contrastes y se crea una imagen que muestra información no perceptible a simple vista. Se encontraron marcas estampadas o pintadas que podrían ser del fabricante original del Electra.

El eterno mito de Amelia Earhart, no obstante, estoy seguro de que permanecerá vivo para siempre en la historia de la aviación. Hasta el próximo vuelo del misterio, amigos…