11 de Julio de 1970. Las Fuerzas Aéreas de los EEUU realizan pruebas de lanzamiento con su misil denominado “Athena”. Su fuente de energía, una célula de Cobalto 57, altamente radiactivo. La prueba fallida termina con el misil estrellado en una misteriosa zona desértica de México, situada en el Bolsón de Mapimí. Se la conoce como la “Zona del Silencio” o el “Vértice de Trino”. Os lo cuento en mi artículo de hoy…
Al Norte de México, justo en la confluencia entre los estados de Chihuahua, Coahuila y Durango, encontramos la enigmática Zona del Silencio. El llamativo nombre otorgado a esta región desértica surge a mediados del pasado siglo, cuando empiezan a aflorar testimonios de personas que, al penetrar en este espacio tan aislado y solitario, detectan situaciones totalmente anómalas. A sólo 400 km de distancia de El Paso, en Texas, la Zona del Silencio parece ser que interfiere con las señales de radio y de TV y además, tiene una historia documentada sobre actividad OVNI.
Según cuentan los expertos y visitantes de esta zona, en aquel entorno los aparatos de radio no transmiten sus ondas, las brújulas parecen volverse locas, muchas personas han llegado a ver luces extrañas en la noche y parece ser que se trata de una zona que atrae misteriosamente la basura espacial, prácticamente como si un halo magnético la atrajese. Esto dicen que pasa en la zona situada en el Bolsón de Mapimí, es decir, en la Zona del Silencio. Es una biosfera que la UNESCO estableció en el año 1978, dentro del programa “El Hombre y la Biosfera”. Geográficamente, la Zona del Silencio o el Vértice de Trino como también se le llama, comparte situación geográfica, entre los paralelos 26 y 28, con la situación del Triángulo de las Bermudas, con la posición de las Pirámides de Giza en Egipto y con algunas ciudades sagradas del Tíbet. Desde luego, si es algo causal, es mucha casualidad.
A lo largo de la historia hubo muchos testigos, y muchos conocidos, de los hechos que estaban sucediendo en esta enigmática zona. El ingeniero químico de la Petrolera “Petróleos Mexicanos” Harry de la Peña quien la visitó por primera vez en el año 1966 o el famoso aviador Francisco Sarabia, alias «el Aguilucho Lerdense», fueron algunos de los primeros testigos que percibieron la anomalía en este territorio mexicano. La Zona Del Silencio comenzó a cobrar interés, entre otros motivos, porque era una zona frecuente de caída de meteoritos. Uno de ellos, el más famoso, bautizado como el “Meteorito de Allende” cayó en este desierto el 8 de Febrero del año 1969. El meteorito se fechó en 13.000 millones de años de antigüedad, algo que según los expertos lo acercan en edad a la famosa explosión del Big Ban cuando se supone que se creó nuestro Universo. Pero, sin duda, hubo un hecho que marcó profundamente la historia de este lugar.
El 11 de Julio de 1970, a las 03:15 horas de la madrugada, cayó a 8 Km al Norte del Cerro de San Ignacio en la Zona del Silencio, el misil de pruebas Athena de la U.S. Air Force, que había sido lanzado desde una base militar cerca de Green River (Utah, EEUU) en dirección al campo de misiles de White Sands. El misil Athena es un proyecto de los EEUU para poner en órbita pequeños cargamentos y poder enviarlos al espacio. Una supuesta nave carguera, ni más ni menos. Según la versión esgrimida por las autoridades militares de los EEUU, perdieron el control del aparato y acabó impactando en la región desértica de la Zona del Silencio. Rápidamente las autoridades estadounidenses se pusieron en contacto con México, indicando, además, que el misil transportaba «Cobalto 57», elemento altamente radioactivo, como principal fuente de energía. Dicho material fue la excusa perfecta para que los militares estadounidenses penetraran en el enclave y estudiasen la zona en profundidad.
La búsqueda del Athena se prolongó durante semanas. Por tierra y aire, lugareños y autoridades militares de ambos países se enfrentaron al desierto y, finalmente, consiguieron dar con el misil. Una vez localizado, los estadounidenses construyeron una carretera en mitad del paisaje desértico con el fin de transportar, según ellos, tanto los restos del Athena como la tierra contaminada por la radiactividad. Investigadores locales como Santiago García, quien afirma haber estado presente durante el controvertido episodio, asegura que sacaron toneladas de tierra en sendos vagones que contenían desde arena hasta especies de flora y fauna que solo se encuentra aquí. Tanto Santiago García como otros muchos expertos, consideran que la caída del Athena no fue casualidad. Según esgrimen, una potencia que un año antes había llevado al hombre a la luna difícilmente podía perder la ubicación de un misil y, mucho menos, tardar semanas en encontrarlo. Para ellos, todo fue una maniobra orquestada por Estados Unidos con el fin de estudiar la Zona del Silencio, analizar si se trataba de una buena ubicación de lanzamiento de cara a sus programas espaciales, conocer los silencios en las transmisiones de radio, así como los habituales avistamientos de OVNIS y llevarse material orgánico único en esta parte del mundo para analizarlo.
Todo este proceso se hizo con el mayor de los secretismos y bajo un fuerte dispositivo de seguridad; ni siquiera los lugareños que ayudaron con las labores de búsqueda pudieron ver los restos que habían impactado del misil Athena. Esto desde luego despertó muchas sospechas y rumores como que la zona poseía cualidades magnéticas desconocidas. La operación de búsqueda y recuperación terminó el 2 de Agosto de 1970.
Posteriormente un lugareño natural de la región de Ceballos, en Durango, descubrió un punto a donde no llegaban las ondas de radio. Sus declaraciones originaron una investigación realizada por universitarios de Torreón, Coahuila, quienes propusieron la teoría de que un cono magnético cubría esta región y bloqueaba diferentes tipos de señales. Se cree que dicho magnetismo influye en la frecuencia con la que se pueden apreciar numerosas estrellas fugaces que «caen» hacia el desierto y se acercan tanto que parecen bolas de fuego.
Eugenio Aguilar, quien ha vivido toda su vida en esta comarca, vivió una experiencia extraña cuando viajaba con su hijo de dos años y, por motivos de trabajo, se internaron en el desierto. Recorrió más de 100 Kilómetros y se quedó sin gasolina y sin agua. Su hijo estaba al borde de la deshidratación y «de la nada, se apareció una persona anciana, con barba, que me dijo: ‘oigo llorar a un niño”. Según explica Eugenio, el personaje no dijo nada más, simplemente desapareció. Unos metros más adelante, y como si de un espejismo se tratase, el testigo encontró un camión quemado que tenía el tanque de gasolina lleno… ¿Cómo podía ser posible? Además, junto al camión encontró la manguera que necesitaba para traspasar el combustible del vehículo incendiado a su camioneta.
Para Eugenio, aquel anciano era sencillamente Dios, quien obró el milagro y salvó la vida de su hijo. Es importante destacar que, desde los años 70, cuando surge el mito de la Zona del Silencio, aparecen testimonios de personas que se adentran en este desconocido desierto y reciben la visita de extraños personajes que les socorren; en algunas ocasiones les ayudaban a encontrar el camino de vuelta a la civilización, otras veces colaboran para desatascar algún vehículo varado e, incluso, se dice que ofrecen agua y alimento a los que lo necesitan.
Muy cerca de la Zona del Silencio, a las puertas de este territorio mágico, se produjo una de las experiencias de contacto más importantes que hayan tenido lugar en México. Fue el 12 de Enero de 1976, cuando Arturo Blanco, de 12 años de edad, trataba de reparar la cadena de su bicicleta en compañía de un amigo cuando, frente a ellos, apareció en el cielo un objeto luminoso de gran intensidad. El amigo de Arturo se marchó, asustado, pero él se quedó y vio cómo de este aparato descendieron dos seres que le hablaron de forma telepática. Le dijeron, según él, que no tuviera miedo y que era uno de los elegidos. Tras aquel encuentro, Arturo sufrió problemas de salud y tuvo que ser ingresado en el hospital. Más tarde confesó, en una entrevista en la mítica revista “Contacto Extraterrestre”, que los seres visitantes le habían entregado poder de sanación a cambio de hacer el bien; sin embargo, él había matado a algunos animales usando ese don y creía que por eso había sufrido el accidente de tráfico que lo llevó al hospital. Desde entonces, la fama de Arturo, conocido actualmente como «el Chivero de las manos divinas», no ha dejado de crecer y hay muchos que se acercan a él buscando la curación.
Según el investigador de Torreón (Coahuila) Santiago García, tristemente fallecido, pero que dejó estos datos por escrito en su obra «Las dos caras de la enigmática Zona del Silencio», el mismísimo ingeniero y científico alemán Werner Von Braun (ingeniero clave en la conquista aeroespacial, diseñador de los cohetes V2 y del Saturno V, que llevó al hombre a la luna, de oscuro pasado NAZI) se personó en la Zona del Silencio durante las labores de recuperación del cohete Athena y habría hecho este comentario que, según el investigador, quedó registrado en su grabadora: «Si yo fuera un ser extraterrestre al venir a la Tierra, escogería para descender en ella a la Sierra del Silencio, pues estaría completamente seguro de que ningún radar, computadora o aparato científico me podría detectar tan fácilmente (…)”. La Sierra del Silencio es, sin duda alguna, una ventana o puerta al universo y es la más segura y maravillosa para que una nave de otro mundo pudiera entrar a la Tierra sin ser detectada.
A partir de estos sucesos y por la peculiaridad de lugar por su flora y fauna endémica, junto con la presencia de bancos de fósiles y de áreas con gran concentración de fragmentos de aerolitos, se le define ya como un área con características sobrenaturales, originando una serie de mitos, entre ellos «extrañas anomalías magnéticas que impiden la transmisión por radio«, mutaciones de la flora y fauna, la incapacidad de escuchar la conversación de otras personas, hasta la idea de visitas extraterrestres pues el lugar decían, era la base de aterrizaje de naves alienígenas.
Tal importancia tiene esta zona desértica que la región ha seguido conociéndose a base de esos mitos y la gente del lugar no quiso desperdiciar la oportunidad de hacer dinero fácil, así que se organizaron excursiones masivas en busca de experiencias paranormales. Pronto surgió la versión de que justo al otro lado del mundo, en algún lugar del Tíbet o Nepal, existía una zona con las mismas características, por lo que se consideró a este punto como un polo donde se concentraba la energía terrestre.
Enseguida, los excursionistas se dieron cuenta que no era fácil encontrar la Zona del Silencio, por lo que hubo que replantearse la hipótesis del cono magnético, argumentándose que éste cambiaba de lugar según las condiciones de la atmósfera, e incluso se consideró la presencia de varias «manchas de silencio» que se desplazaban continuamente por el desierto, en forma errática.
En muchas ocasiones se ven llegar a numerosos grupos de personas en busca de OVNIS o a celebrar extravagantes ceremonias para «recargarse» con la energía del universo. La obsesión, ambición y el fanatismo se apoderaron del lugar dando como resultado la devastación y extinción de los bancos de fósiles marinos que existían por la zona. Antiguamente esta zona era conocida como el Mar de Thetis. Hoy en día la mayoría han sido saqueados prácticamente. Actualmente, se venden fósiles de diversos tipos, extraídos de bancos secretos cuya localización guardan celosamente los residentes. En su lugar se encuentran piedras apiladas formando círculos con estrellas de David en el interior, en los cuales se llevan a cabo ritos de conexiones intergalácticas incluso. Todo un show en muchas ocasiones…
Lo mismo sucede con las puntas de flechas o chuzos que los antiguos indígenas usaban para pescar o cazar. La flora y la fauna también han sufrido el saqueo. Una gran cantidad de pequeñas cactáceas han sido arrancadas para ser vendidas en el extranjero, donde son muy cotizadas. La fauna, principalmente especies exóticas como la tortuga del desierto, han sido buscadas de tal manera que se encuentran ya al borde de la extinción.
Existen muchos episodios de distintas personas que han vivido situaciones sumamente misteriosas. Otro caso bastante conocido se dio en el mes de Noviembre del año 1978, cuando el periodista Luis Ramírez Reyes visitó la Zona del Silencio como parte de un reportaje encargado a unos periodistas asignados a cubrir una historia acerca de las extrañas propiedades del sitio. Luís Ramírez decidió adelantarse al resto del equipo, junto con su fotógrafo. Se dirigieron más por la intuición que por su conocimiento del camino y terminaron perdidos. De repente, notaron a 3 figuras humanoides dirigiéndose hacia ellos. Con la esperanza de que estos hombres pudieran indicarles la dirección correcta, el periodista indicó a su compañero que aminorara la marcha y se dirigiera a los extraños seres con forma humana.
Sin embargo, se sorprendió cuando esos seres los pasaron sin más, como si nos los hubieran visto y eso que habían pasado a su lado. Más tarde, el periodista tuvo la misma visión (en otra parte diferente del desierto). Esta vez le ordenó al fotógrafo (que no podía ver a nadie) que detuviera el coche. Ramírez tuvo la oportunidad de hablar con los 3 seres y les preguntó si habían visto otro vehículo como el de ellos por el lugar. Dijeron que no, pero le indicaron el punto exacto que el periodista había estado buscando. Una situación bastante enigmática como podéis observar.
Como podéis ver, y no es la primera vez que hablo sobre zonas misteriosas del planeta, existen multitud de lugares enigmáticos en nuestro planeta que demuestran que no conocemos realmente al 100% todavía el mundo en el que vivimos. Y sobre todo, si vais a explorar a estos lugares, respetad al máximo el ecosistema, la fauna, la flora, etc… La mejor investigación que podáis realizar es aquella que nunca deteriora ni modifica el entorno investigado. Os espero a todos en el próximo vuelo del misterio….
hola soy actual residente cerca de la zoa del silecio en los ultimos meses a causa de la actual pandemia e estado desocupado y e invertido el tiempo como aficionado principiante en la busqueda de meteoritos . por mapa satelital e buscado posibles impactos ye visto algo muy interesante en un lugar una marca esferica de circunferecia algo grande muy exacta y formada algo para mi muy raro como si algo se hubiera estacionado hay o algo debajo de la superficie ya que se ve que es un poco mas alto que el nivel de tierra y ademas de marcas de cuadros exactos en la superficie corroborando avistamiento de cubos brillates de metal comentarios de personas entre ellos paleontologos de reputacion y de mucha preparacion para mi creibles que me recomentarias decir del echo o me lo guardo
Pedro, bienvenido a bordo y muchísimas gracias por tu comentario y por contarnos tu experiencia. Aquí eres libre de contarnos toda la información que desees siempre que tú quieras. Siéntete libre para poder hacerlo. Un abrazo
Pedro, probablemente el lugar al que haces mención, es donde cayó el cohete que los americanos enviaron y que «supuestamente» argumentaron que no se explicaban porque se desvió, la zona donde cayó es conocida como punto cero, o zona cero, está zona quedó cubierta por una especie de mezcla, o pasta que forma una figura extraña en el suelo, con cuadros alrededor, la superficie es dura y algo brillante. Pero es ahí donde sucedió la caída del cohete. Digo, puede ser una opción. Saludos