El secuestro del VASP 375, el casi «11 de septiembre» brasileño. Se cumplen 36 años de un trágico episodio en la aviación comercial de Brasil. Sucedió el 29 de Septiembre de 1988. Un suceso trágico que, sin embargo, se resolvió de una forma increíble gracias al Comandante del avión. Os lo cuento hoy en mi artículo.

El 29 de Septiembre de 1988, los periódicos y televisiones brasileñas solamente hablaban de un único suceso: El secuestro de un Boeing 737 (matrícula PP-SNT) de la Viação Aérea São Paulo (VASP). Era el vuelo VP375. El secuestrador, el joven Raimundo Nonato (28 años), que armado con un revólver, tenía un único objetivo, asesinar al Presidente de la República de Brasil.

 

Como en aquella época los aeropuertos no tenían grandes estándares de seguridad (ni aparatos de rayos X ni detectores de metal), a las 10:00 LT am (GMT-3) y armado con un revólver calibre 32, Nonato abordó el vuelo sin mayores dificultades

 

El secuestro, digno de cualquier guion de Hollywood, tenía como telón de fondo a Brasil, un país con una situación económica caótica, una fuerte recesión, desempleo y alta tasa de inflación. Habiendo perdido su empleo en la construcción civil, el nordestino Raimundo Nonato Alves da Conceição decidió castigar al responsable de la situación del país impactando un avión contra el Palacio del Planalto, sede del Gobierno de Brasil.

 

Jueves, 29 de Septiembre de 1988. El día del secuestro

 

Durante la mañana de ese jueves, Nonato decidió poner su plan en práctica. Compró un pasaje para abordar al vuelo VP375, vuelo rutinario que conectaba Porto Velho, extremo norte de Brasil, con Río de Janeiro con escalas en Brasília, Goiânia y Belo Horizonte. Aquel día estaba operado por un Boeing 737-300, matrícula PP-SNT. Y fue en el último tramo cuando el secuestrador – justiciero decidió actuar.

 

El secuestro, digno de cualquier guion de Hollywood, tenía como telón de fondo a Brasil, un país con una situación económica caótica, una fuerte recesión, desempleo y alta tasa de inflación.

 

Como en aquella época los aeropuertos no tenían grandes estándares de seguridad (no había aparatos de rayos X ni detectores de metal), alrededor de las 10:00 LT am (GMT-3) y armado con un revólver calibre 32, Nonato abordó el vuelo sin mayores dificultades. Con él, 98 pasajeros en el corto vuelo hacia Río de Janeiro. Además, 7 tripulantes a bordo, liderados por el Capitán Fernando Murilo de Lima y su Primer Oficial Salvador Evangelista.

 

El embarque que precedió al secuestro

 

Finalizado el embarque y demás procedimientos previo al vuelo, a las 10:42LT, el Boeing 737 despegó del Aeropuerto Internacional de Belo Horizonte-Confins en dirección al Aeropuerto Internacional de Río de Janeiro-Galeão.

 

Secuestro

2 horas después del despegue, el B737 se aproximó al espacio aéreo de Brasilia. A la espera del B737, había varios cazas Mirage III de la Fuerza Aérea de Brasil en la zona.

 

20 minutos después del despegue, ya en espacio aéreo fluminense (Río de Janeiro), Nonato se levantó de su asiento y caminó hacia la parte delantera de la aeronave, donde se localiza el baño y la galley frontal. Con el revólver oculto en la cintura bajo de su camisa, forzó la puerta de la cabina queriendo entrar. Al observar la situación, un sobrecargo decidió ayudarlo creyendo que había confundido la puerta de la cabina con la del baño.

 

Disparos a bordo durante el secuestro

 

Al acercarse, Nonato sacó el arma de la cintura y disparó contra la cabeza del sobrecargo. Afortunadamente, el proyectil sólo dejó un raspón en la oreja. Nervioso, continuó forzando la puerta, pero sin éxito. Entonces empezó a disparar contra la cerradura. Los tiros golpearon el panel de la aeronave y alcanzaron la pierna de un mecánico de la aerolínea que viajaba en el «Jump Seat».

Frente a la situación, el Capitán Murilo decidió abrir la puerta para negociar con Nonato, que ordenó desviar el Boeing a Brasília. Paralelamente, el Capitán cambió el Transponder a 7500 (Código de Secuestro), sin que el secuestrador se percatase. Al percibir el cambio, el control de tráfico aéreo (ATC) pidió que la tripulación confirmase el secuestro.

 

El 29 de Septiembre de 1988, los periódicos y televisiones brasileñas solamente hablaban de un único suceso: El secuestro del Boeing 737 (PP-SNT) de la Viação Aérea São Paulo (VASP).

 

Fue cuando el Primer Oficial Evangelista, que se bajó para recoger el micrófono que había caído en medio de la confusión y confirmar la situación a bordo, fue alcanzado fatalmente en la cabeza por un disparo de Nonato. Posteriormente, apuntó con el arma a la cabeza del Capitán y ordenó que desviase el vuelo inmediatamente a Brasília. De lo contrario, sería la próxima víctima.

Sin poder hacer nada y con el revólver apuntándolo, el Capitán Murilo desvió el avión hacia Brasília y preguntó a Nonato sobre su intención. Más claro, imposible. Quería estrellar el avión contra el Palacio del Planato para asesinar al Presidente de Brasil. 2 horas después del despegue, el B737 se aproximó al espacio aéreo de Brasilia. A la espera del B737, había varios cazas Mirage III de la Fuerza Aérea de Brasil en la zona.

 

El combustible a bordo, el problema

 

Pero había un pequeño problema, el combustible a bordo. La aeronave llevaba más de 2 horas en el aire después de haber despegado. Tenían autonomía para un vuelo de corta duración y pronto se quedaría sin combustible. El Capitán Murilo mostró a Nonato los indicadores de combustible y después de mucha resistencia, el secuestrador autorizó un aterrizaje de emergencia. Sin embargo, no en Brasília ni en la Base Aérea de Anapólis, cerca de allí. En Goiânia, a 202 Km de distancia.

 

Cuando el Primer Oficial Evangelista se bajó para recoger el micrófono que había caído en medio de la confusión y confirmar la situación a bordo, fue alcanzado fatalmente en la cabeza por un disparo de Nonato

 

El Capitán insistió: «No hay suficiente combustible». En los tanques quedaban sólo para continuar volando unos 15 minutos de vuelo. Pero el secuestrador no retrocede en la decisión y ordenó a Murilo desviarse a Goiânia. Minutos más tarde, con los motores a punto de apagarse, el Capitán observa el Aeropuerto Santa Genoveva a su frente. Sin embargo, Nonato retrocedió en su decisión y ahora exigía desviarse hacia a São Paulo.

 

El Capitán toma una decisión trascendental

 

Desesperado el Capitán por doblegar al secuestrador, Murilo tomó una decisión: Realizar la maniobra “Tonneau Barril” con su Boeing 737. Una maniobra sin precedentes en la aviación comercial, a excepción de una demostración realizada a bordo de un prototipo del Boeing 707. Aquello lo consiguió el renombrado piloto de pruebas estadounidenses, Tex Johnson. La maniobra consiste en el desplazamiento del avión a 360º grados sobre su propio eje y finaliza parcialmente con un looping para estabilizarlo.

 

Nonato decidió poner su plan en práctica. Compró un pasaje para abordar al vuelo VP375, vuelo rutinario que conectaba Porto Velho, extremo norte de Brasil, con Río de Janeiro con escalas en Brasília, Goiânia y Belo Horizonte.

 

El secuestrador consiguió agarrarse de la cortina que separa el galley de la cabina de pasajeros. De nuevo, para derribarlo, el Capitán Murilo realizó otra maniobra: Inclinó la nariz del avión, poniéndola en condición de pérdida de sustentación.

Posteriormente, bajó la nariz e inició un rápido descenso en espiral. Por la «Fuerza G» generada por aquella maniobra, Nonato acabó lanzado al fondo de la aeronave, que segundos más tarde, perdió el primer motor. Sin embargo, consiguió aterrizar de emergencia con seguridad en Goiânia.

 

Llegada al Aeropuerto de Goiâna

 

Tras aterrizar en el Aeropuerto de Santa Genoveva en Goiânia, el B737 se detuvo en la pista. No tenía más combustible y sufrió algunos daños en los estabilizadores horizontales. Todo como resultado de las maniobras evasivas que el Capitán había realizado. El secuestrador, que había caído en el fondo de la aeronave, se levantó y se dirigió hacia la cabina. Allí ordenó que Murilo solicitase el repostaje del avión para que pudiesen despegar de regreso a Brasília.

 

Secuestro

Nonato se levantó de su asiento y caminó hacia la parte delantera de la aeronave, donde se localiza el baño y la galley frontal. Con el revólver oculto en la cintura bajo de su camisa, forzó la puerta de la cabina queriendo entrar.

 

En esos momentos, el aeropuerto ya estaba rodeado por militares y toda su operación, suspendidaEl secuestrador ordenó que el Capitán solicitase a la Torre de Control, ya militarizada, un caza de combate Mirage III para que él pudiese huir. Durante varias horas, en medio de la larga negociación, las autoridades, planearon neutralizarlo y le ofrecieron un Embraer EMB-110 Bandeirante de la Fuerza Aérea de Brasil para que pudiese huir de Goiânia.

 

El francotirador de la Policía Federal de Brasil

 

Llega la noche cuando el EMB-110 aterriza en Goiânia y se posiciona al lado de la puerta del B737. A bordo, un francotirador de la Policía Federal. ¿El plan? Una vez que Nonato saliese del Boeing 737 hacia el EMB-110, bajando la escalera del avión, el francotirador aparecería y neutralizaría al secuestrador. Pero, parcialmente, el plan no tuvo tanto éxito como se esperaba.

Sucedió esto porque cuando Nonato fue a cambiar de avión, decidió llevar al Capitán Murilo junto con él, como escudo humano. Descendiendo las escaleras del B737, Nonato desconfió de las autoridades, que podrían estar armando un plan para matarlo. Así que, después de varios segundos parado en medio de la escalera, decidió volver al interior del B737 secuestrado. Y así fue como el francotirador reaccionó rápidamente en la puerta del EMB-110 y disparó contra Nonato pero falló en su primer tiro. 

 

Desesperado el Capitán por doblegar al secuestrador, Murilo tomó una decisión: Realizar la maniobra “Tonneau Barril” con su Boeing 737. Una maniobra sin precedentes en la aviación comercial

 

Nonato, entonces, para vengarse, disparó contra el Capitán Murilo, que fue alcanzado en la pierna. Cuando cayó por las escaleras, el Agente Federal y francotirador abrió fuego contra el secuestrador que, a pesar de ser múltiples veces herido, sobrevivió. Rápidamente, los militares se aproximaron al avión, rescatando al piloto y al secuestrador.

Ambos fueron trasladados a un hospital, sin riesgo de muerte. Sin embargo, cuando fue trasladado a la cárcel, misteriosamente, el secuestrador Raimundo Nonato amaneció muerto en su cama en el hospital. 

 

Suceso histórico dentro de la historia de la aviación brasileña

 

Tras su recuperación, el Capitán Murilo decidió abandonar la aviación pero no por mucho tiempo. Regresó a VASP, donde voló hasta su quiebra en 2005. Posteriormente, se convirtió en profesor de Ciencias Aeronáuticas en una Universidad en Brasil pero nuevamente volvió a la aviación. Voló en Avianca y por último, en Rio Linhas Aéreas, hasta su jubilación en 2017.

 

Secuestro

Sin embargo, cuando fue trasladado a la cárcel, misteriosamente, el secuestrador Raimundo Nonato amaneció muerto en su cama en el hospital.

 

Después del incidente, la aeronave permaneció en tierra por algunos días, posteriormente fue reparada y volvió a volar en VASP hasta Diciembre de 1992. En aquel año fue cuando se vendió la compañía de leasing financiero “Guinness Peat Aviation”.

Ésta traspasó el Boeing 737 (EI-CHD), a “Morris Air Service”, del brasileño nacionalizado estadounidense David Neeleman, fundador de Azul Líneas Aéreas. 2 años más tarde, en 1995, la aerolínea fue incluida en la flota de Southwest y el avión fue rematriculado como N698SW, permaneció en operaciones hasta 2013.

 

El Capitán Murilo, un héroe nunca reconocido plenamente

 

El Capitán Fernando Murilo, aclamado como héroe por evitar una tragedia de gran magnitud, fue homenajeado 13 años después del incidente (Octubre de 2001). Recibió el trofeo de «Destacado Aeronauta» por el Sindicato Nacional de los Aeronautas (SNA) por salvar la vida de los casi 100 pasajeros a bordo y su tripulación. Según él, el Presidente de Brasil, José Sarney, nunca le agradeció el haber evitado un casi atentado terrorista que podría haber terminado con su vida.

 

Secuestro

Carátula de la película «El Secuestro Del Vuelo 375», producida en el año 2023, que se ha estrenado en la plataforma Disney +.

 

Una historia poco conocida, en este 36º aniversario, que una productora de películas brasileña anunció ya como nueva historia de película. Prometió que el secuestro saldría en la gran pantalla. Y así fue. La película se titula «El Secuestro del Vuelo 375″, de 1 hora y 40 minutos de duración, y la podéis ver en la plataforma “Disney +” (producida en 2023).

Espero que os haya parecido asombrosa y espectacular esta historia, parte del legado de la aviación comercial brasileña. Os espero en el próximo vuelo del misterio, amigos…

Fuentes:

https://www.transponder1200.com/vasp-375-el-casi-11-de-septiembre-brasileno-cumple-treinta-anos/

https://www.youtube.com/watch?time_continue=6&v=mvo13yIBPBw&embeds_referring_euri=https%3A%2F%2Fwww.aeroflap.com.br%2F&source_ve_path=Mjg2NjY