Mayday sobre Zaragoza. El primer 11-S casi sucede sobre Aragón. 27 de Marzo del 2000. Un Boeing 737 está a punto de caer en Zaragoza. Habría ocasionado una catástrofe difícil de imaginar, a la altura de los atentados del 11-S. El vuelo cubría la ruta Tenerife-Berlín. Os lo cuento en mi blog hoy…
Bienvenidos de nuevo, amigos y amantes de los «Misterios Aéreos». En esta ocasión os traigo una historia totalmente desconocida para la mayoría de los españoles. Y hablo de españoles, porque precisamente en los cielos de España ocurrió esta oscura historia a bordo de un Boeing 737 de la aerolínea alemana «Germania».
Todo sucede rápidamente sobre Zaragoza
Sucedió todo demasiado rápido a bordo durante 5 minutos. Zaragoza estuvo al borde de una catástrofe sin precedentes. De repente y, tras 3 horas y media de vuelo, a las 22:00h, un hombre con las facultades mentales perturbadas accedió a la cabina de mando del avión. Su intención era tomar el control del avión y estrellarlo contra el suelo.
El atacante logró atacar y herir al Comandante, Heinz-Dieter Kallbach y hacer descender la aeronave hasta los 36.000 pies de altitud. Su copiloto era Jürgen Metzner, un piloto experimentado y tranquilo. La sangre fría del experimentado Comandante y su rápida e inteligente reacción, fueron factores decisivos para evitar la caída del avión. El ataque ocurrió justo en la vertical de la capital aragonesa.
La conversación entre el atacante y los pilotos sobre Zaragoza
«¿Qué hace usted aquí?», preguntó Kallbach.
Y el perturbado respondió: «Soy del espionaje español. La mafia española controla el avión, ha cambiado el catering, las azafatas, etc…».
Kallbach no descubrió en el intruso ningún signo de peligrosidad aparente y con una increíble sangre fría le dijo: «Será mejor que vuelva a su asiento. Creo que desde allí podrá controlar mejor a la mafia española…», respondió el Comandante.
En pocos segundos, el intruso se convirtió en agresor. Agarró al Comandante del cuello con el brazo e intentó ahogarle. Kallbach se revolvió, intentó soltarse y en el forcejeo perdió las gafas y consiguió pasar la cabeza por debajo del brazo del agresor. Pero éste le cogió el cuello con las 2 manos y empezó a apretar.
El copiloto intentaba mantener el avión en vuelo
Aquel atacante golpeó en la cabeza al Comandante, que impactó en la ventanilla y tras separarse lo que pudo, empezó a pegarle patadas. Todo pasó muy rápido. Y le sorprendió que el copiloto, más fuerte y pesado que el agresor, no hiciera nada para contener la paliza que estaba recibiendo.
El copiloto Metzner explicaría después lo sucedido. Aunque el intruso entró en la cabina del avión cuando volaban con el piloto automático, durante la lucha, su único pensamiento era proteger los mandos del avión. Que no se tocara ningún botón que desajustara el sistema de navegación.
Pero como la cabina de un avión es un espacio muy reducido, la pelea lo volvió todo ingobernable.
Gritos y golpes en cabina sobre Zaragoza
Y Metzner gritó: «¡Pare! ¡Pare! ¡Nos va a matar a todos!», dijo el copiloto. La respuesta del intruso fue estremecedora: «¡Eso es lo que busco!», dijo el perturbado.
El Comandante Kallbach consiguió quitarle un zapato al agresor. Éste intentó tocar los mandos del panel superior pero piloto y copiloto lo impidieron. El intruso acabó echando mano del botón del piloto automático que regula la altitud del avión. Intentó lanzar en picado el avión contra el suelo. Piloto y copiloto lo impidieron de nuevo y el intruso acabó sentado sobre el panel de navegación.
«¡Por favor, ¡déjelo ya!» … pidió el copiloto Metzner. En el parabrisas del avión se veía ya Zaragoza. Metzner lo vio todo perdido y, aunque sabía que nadie podría ayudarles, utilizó la radio para lanzar un auxilio: “Mayday, Mayday, Mayday…”.
El pasaje se dio cuenta de que algo muy grave ocurría en la cabina. Subidas, bajadas del avión, gritos, balanceos. Metzner, el copiloto, desesperado, abrió el micrófono y dijo a los pasajeros: «¡Ayuda!, ¡ayuda! ¡Vengan a la cabina!».
La ayuda de los pasajeros fue decisiva
El intruso volvió a intentar coger los mandos. Kallbach le agarró de los testículos y empezó a apretar. Se abrió la puerta de la cabina y aparecieron 4 hombres: un ruso, un sueco y 2 estudiantes. El pasajero ruso cogió de las piernas al agresor y lo sacó de la cabina.
Ya fuera, le cayó una lluvia de golpes. El Comandante recuperó las gafas y analizó la situación. Aunque el avión había descendido de 39.000 a 36.000 pies, todo lo demás estaba en orden. Un dentista italiano se ofreció a curar las heridas de Kallbach, pero este lo rechazó.
Kallbach pidió información a la sobrecargo sobre la situación del agresor que ya estaba tranquilo, vigilado por el pasajero ruso. El agresor fue atendido por una psicóloga y entonces se produjo uno de los gestos más sorprendentes del suceso. Kallbach se puso en contacto con el Control Aéreo de Madrid y comunicó que la situación ya estaba bajo control. No quería regresar a Madrid ni aterrizar en Zaragoza. Quería seguir viaje hasta Berlín. Y le autorizaron a ello.
El agresor era un berlinés de 38 años, Oliver W. A la llegada a Berlín, Oliver W. intentó escapar. Fingió un desvanecimiento, se echó a correr pero la Policía de Fronteras alemana lo detuvo. Nunca fue juzgado. Ingresó en un psiquiátrico y se suicidó poco después. Cuando este piloto se jubiló, contó todo en sus memorias, que las tituló: “Mayday über Saragossa” (“Mayday sobre Zaragoza”). En Alemania, se vendieron ya 12.000 ejemplares. En Aragón y Zaragoza el incidente, pese a su gravedad, pasó totalmente inadvertido.
Comandante Kallbach, todo un héroe en Alemania
Por fortuna, todo quedó en un susto y tuvo más eco en Alemania que en España lo sucedido. Kallbach se fue directo al hospital, le dieron 2 semanas de baja y volvió a volar un mes después. En 2006, Alemania le concedió una medalla especial por el acto heroico que salvó tantas vidas.
Heinz-Dieter Kallbach era el piloto más famoso de la antigua República Democrática de Alemania. Fue piloto jefe de la línea aérea Interflug. Allí, era el encargado de probar las nuevas aeronaves que adquiría la compañía. Kallbach fue muy famoso por batir el Récord Guinness, aterrizando un avión de pasajeros en la menor distancia posible. Lo aterrizó en 900 metros.
En 1989 realizó otra hazaña aérea
El 16 de Noviembre de 1989 consiguió aterrizar un Ilyushin IL-62 en una pista más parecida a un campo de cultivo que a una pista de aterrizaje en Stölln (Gollenberg, Alemania). Era una pradera en la que en 1896 se había estrellado el pionero de la aviación mundial Otto Lilienthal, que acabaría perdiendo la vida a consecuencia de las heridas.
El Ilyusin IL-62 era el primer reactor de pasajeros de largas distancias producido en la URSS y era llamado por los pilotos el “ataúd volante”. Requiere 1.800 metros de pista, por lo menos, para un aterrizaje seguro. Lo consiguió en 900 metros. Interflug decidió regalar al pueblo el aparato en vez de desguazarlo.
Y Kallbach, demostrando la sangre fría que le haría famoso sobre Zaragoza, lo hizo aterrizar con un par bien puesto. Os dejo el vídeo de aquella hazaña:
En 1990, comenzó a trabajar para Germania y en uno de sus aviones vivió el 27 de Marzo del 2000 el ataque en cabina de un perturbado, sobre Zaragoza. Germania, años después, también quebró. Kallbach pasó a trabajar en Hapag-Lloyd Express, de la cual sería fulminantemente despedido en 2005 tras criticar, en una entrevista, la excesiva carga de trabajo de los pilotos de este tipo de líneas aéreas.
Y así, amigos, sucedió este aterrador capítulo a bordo de otro vuelo que quedará siempre recogido entre las mejores historias de hechos insólitos ocurridos en nuestros cielos. Hasta el próximo vuelo del misterio, amigos…
Interserante historia.
¿Germania no habia quebrado en 2019?
Gracias por tu opinión, Pablo. Germania quebró hace unos años pero fue comprada y reflotada y siguió operando pero con la nueva crisis quebró en 2019 de forma definitiva.
Ufff!! De buena nos libramos. Gracias por publicarlo.
Gracias a ti por leerlo, Pilar. Un fuerte abrazo
La verdad,no me gustaría estar en esa situación, muy valiente el Comandante de ese avión.
No fue, desde luego, nada agradable para la tripulación el enfrentarse a esa situación. Antes del 11-S se confiaba mucho más a bordo en la gente y el acceso a cabina era mucho más fácil. Gracias por tu opinión!!
Pues ya se le podría hacer un homenaje a este hombre en Zaragoza.
Desde luego se lo tiene más que merecido!!!